Los selladores son revestimientos de resina plástica del color del diente, rápidos y fáciles de aplicar, diseñados para rellenar pequeños surcos en los dientes con el fin de impedir la acumulación de bacterias. El proceso es bastante sencillo. Tu dentista te limpiará los dientes y, a continuación, aplicará una solución que permitirá que el sellador se adhiera firmemente al diente.
El primer sellador dental que se coloca suele ser en la fisura del primer molar permanente, una vez que la superficie masticatoria del diente ha salido completamente de la encía. El dentista aplica el sellador en forma de líquido que se endurece en un minuto, ¡y ya está! Lo mejor de todo es que los estudios han demostrado que los selladores pueden reducir la caries hasta un 70% y pueden durar casi una década.